arena!!!

Luego de casi dos meses sin conseguir algún caso que me permitiera poner en práctica los "conocimientos" adquiridos en tres años en la facultad de derecho, llegó una tarde al Consultorio Jurídico de la Universidad un hombre campesino de la tercera edad; su hija, a la que había educado con sacrificio, quedó preñada de un hombre que poco tiene que ver con ella y su hijo, lo citaron a una conciliación, acordaron la suma mesual para manutención del menor en $60.000 pero él nunca la ha pagado. La historia del Sr. Hermes no me sorprendió, imaginé que esa es la historia de muchas, así que expliqué al viejo los generales de ley que para este caso son relativamente fáciles y mandé a citar a su hija, algo con lo que el viejo no quedó muy contento, se puso un poco nervioso como si estuviera haciendo una confesión grave y me dijo, que su hija no sabía que él estava en -ese cuento- de buscar abogados. "Pero, ya estoy un poco viejo y no me quiero morir y dejar a mi hija y a mi nieto abandonados." Ese sí me conmovió un poco. Le dije que no se preocupara, que yo me encargaba de eso. A la semanda siguiente, llegó una mujer bastante flaca de voz suave y 1% de actitud, -Buenas, busco al doctor Principito, soy yo, respondí. (ahhh pero "doctor") Me imaginé que era la hija del viejo, enseguida la atendí, traté de explicarle calmadamente porqué debía reclamar una cuota de alimentos, pero se alteró y los ánimos se agitaron; así, que la invité a dar una vuelta al parque que está cerca, en el camino le conté lo que su papá me había dicho y lo que yo pensaba de eso y me gané su confianza, de su vida me contó varias cosas: tiene problemas cardíacos, el papá del niño (que se desempeña con enfermero jefe de la Unidad de Ciudados Intesivos en una de las clínicas de la ciudad) no le daba nada y su nuevo marido tampoco, y otras cosas de las que ya no me acuerdo. Lucy decidió proceder con la demanda contra su exmarido y yo decidí no cometer errores. Pero la justicia colombiana es un poco lenta, los juzgados tienen millones de procesos similares y otros millones de procesos más complejos, los días fueron pasando y los resultados no llegaban; luego de casi dos meses llegó otra vez el viejo Hermes, había estado enfermo hasta perder el oido izquierdo y ya no le daban trabajo. Lucy no gana mucho. Esa pequeña cuota de alimentos era su única espectativa de sustento, algo que me preocupó sobremanera, pero no podía hacer nada para agilizar el proceso sino que tenía que esperar que los días pasaran para seguir con otra actuación procesal y suplicar a que el juzgado se pronunciara con diligencia. Fue un proceso eterno, las cosas en la casa de Lucy empeoraron, su papá enfermó otra vez, al niño lo sacaron de la escuela por falta de pago y la cuota de alimentos se convertía cada vez más indispensable. Así pasaron 9 meses, hasta que al fin dictaron sentencia a mi favor, liquidé el crédito y diligencié el reclamo de los porcentajes del sueldo embargado del tipo a nombre de lucy. Hoy fue la entrega de la primera cuota o título, llamé a Lucy para explicarle todo el trámite y lo siguiera haciendo todos los meses, cuando ya le entregaron el recibo para que reclamara el dinero en el banco... fue como si una lucecita se encendiera dentro de una lámpara de cristal, la felicidad de Lucy es algo que no podría explicar, me abrazó y lloró. Y eso me alegró mucho, la felicidad y las lágrimas de Lucy fueron el pago o la recompensa por mi trabajo y aunque sé que no conseguí mejorar un miembro de este círculo vicioso de pobreza, conseguí un grano de arena para mí, para mi satisfacción personal.